1) LAS RELACIONES ENTRE LA MENTE Y EL CUERPO SON COMPLEJAS, contra lo que diga toda pretensión MONISTA, que exige una unidad inquebrantable y veta el pensamiento analítico por considerarlo DUALISTA (en efecto, es como si pretendiéramos vetar la separación del hidrógeno y el oxígeno al pensar químicamente en el agua). En este conjunto, existen FENÓMENOS NORMALES Y PATOLÓGICOS; por ejemplo, es normal la ruborización en el sentimiento de vergüenza. Otra cosa distinta sucede en los fenómenos patológicos, en los que se altera el equilibrio normal, se dañan las partes y quienes los sufren cargan con un grado variable de padecimiento: ellos se clasifican GROSSO MODO en ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS, ENFERMEDAD SOMATOPSÍQUICAS y TRASTORNOS HISTÉRICOS CONVERSIVOS (en esta nota, nos ocuparemos de estos últimos).
2) LA SOLICITACIÓN (COMPLACENCIA) SOMÁTICA nos pone de lleno en EL PROBLEMA DE LA «ELECCIÓN (INCONCIENTE) DE LA NEUROSIS», en el sentido del compromiso corporal que tiene la histeria de conversión, forma particular de neurosis, distinta de las otras dos grandes formas de neurosis (fobia y neurosis obsesiva). Si bien de hecho es posible la histeria sin síntomas corporales (histeria a-sintomática), generalmente ella se caracteriza por los mismos, que se deben a un ORIGEN COMBINADO (COMPUESTO, NO SIMPLE), en el que confluyen dos partes sumadas o soldadas entre sí:
2.1) LA PARTE SOMÁTICA: Es todo proceso corporal normal o patológico que presta las bases para la formación del síntoma histérico, que, sin la otra parte (psíquica), no llegaría a formarse;
por ejemplo, una angina con placas en la garganta.
2.2) LA PARTE PSÍQUICA: Es el sentido o significado o intencionalidad psíquicos, que tiene expresión corporal en la zona afectada por la precondición somática; en todos los casos, se trata de los MONTOS DE AFECTO SEPARADOS DE LAS REPRESENTACIONES REPRIMIDAS que
dan el salto a la somático mediante el mecanismo de la CONVERSIÓN SOMÁTICA. La represión separa el monto de afecto de la representación inconciliable con el yo (inaceptable, desagradable): la representación reprimida desaparece de la conciencia mediante un esfuerzo de desalojo (se vuelve inconciente), en tanto que el monto de afecto tiene un destino específico, según la neurosis de que se trate; en la histeria de conversión, ese monto de afecto se convierte en lo somático y forma, así, el síntoma corporal histérico. Siguiendo con el mismo ejemplo, la fantasía de deseo de contenido inconciliable reprimida (puede ser, por ejemplo, una fantasía edípica de sexo oral) se expresa a través de la tos nerviosa: así, quien padece no escenifica tal
fantasía ni puede pensar en ella siquiera sino que, EN SU LUGAR, tose. En este sentido, Freud afirma la siguiente verdad: LOS SÍNTOMAS EN LAS NEUROSIS SON LA PRÁCTICA SEXUAL DE LOS ENFERMOS.
3) CONSULTAS Y TRATAMIENTO: En la jerga analítica, se ha dicho con humor que, si Freud fue el padre del psicoanálisis, la histeria fue… su madre. El diagnóstico y el tratamiento permiten una comprensión de los trastornos corporales desconcertantes tanto para quienes los padecen como para la ciencia médica en su totalidad; en los casos favorables, logran la remisión de los síntomas y la recuperación conciente del deseo, habitualmente perdido en las derivas de la represión.
Dr. Alexis D. Vaneskeheian
(MN: 35520) (MP: 94705)
Psicólogo clínico de orientación psicoanalítica y docente
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