Nota N° 23: «Signos de estrés infanto-juvenil»

   1) ESTRÉS: El término designa todo estado de tensión psicofísica asociado a alguna situación de acentuada exigencia; generalmente, se diferencian dos formas básicas de estrés: 

   1.1) EUSTRÉS O ESTRÉS POSITIVO: Todo desafío que redunda en un resultado beneficioso para el individuo; por ejemplo, el aprendizaje de algo nuevo.

   1.2) DISTRÉS O ESTRÉS NEGATIVO: El nivel de la exigencia está por encima de la capacidad del organismo para dar una respuesta adecuada, de lo cual se siguen signos tales como fatiga, ansiedad, irritabilidad, ira, desgano, problemas de concentración, entre otros. 

   2) SIGNOS DE ESTRÉS INFANTO-JUVENIL: La sociedad en que vivimos nos impone un sinnúmero de exigencias; los niños y adolescentes también están afectados por ellas: jornadas de doble escolaridad en muchos casos (téngase en cuenta la carga horaria de 8 horas, equivalente a la de un obrero o empleado), tareas escolares para el hogar, actividades extra-escolares tales como deportes, artes, manualidades, etc. En muchos casos, las exigencias se vuelven sobre-exigencias; de esto se siguen estados de cansancio crónico, desgano (término comprensible para hablar de afectación del deseo de saber, de la curiosidad), irritabilidad, mal humor, problemas de concentración, problemas del aprendizaje, etc. en, vale subrayarlo, personas de poca edad que tienen toda una vida por delante. 

   3) LLAMADO A LA REFLEXIÓN Y PROPUESTAS: Las obligaciones son una parte esencial de toda educación, de todo crecimiento; los padres responsables esperan que sus hijos sean personas de bien y útiles a la sociedad, desean que ellos tengan algo que ofrecer a los demás y sean competitivos en un mercado laboral cada vez más exigente (injusto y excluyente, en muchos casos). Sin embargo, no resulta aceptable que los hijos deban pagar con su estado de salud psicofísica ni el bienestar en general el precio de la adecuación a dichas exigencias. En este sentido, conviene que los padres analicen sus ideales, sus expectativas, las exigencias de la sociedad y las propias, sus temores, su «asignaturas pendientes», sus frustraciones, etc. Por otro lado, en términos más generales, pienso que los establecimientos escolares deberían revisar la conveniencia de continuar con la medida de las “tareas para el hogar”, al menos en regímenes de doble escolaridad (8 horas por día debiera ser una carga horaria suficiente). Obviamente, cada caso debe ser examinado en su singularidad; así, sin descuidar las obligaciones, tal vez tengamos niños y adolescentes más sanos, más enérgicos, más curiosos, más felices.

Dr. Alexis Vaneskeheian 

Psicólogo clínico de orientación psicoanalítica y docente 

(MN: 35520) (MP: 94705)

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