1) LAS NEUROSIS EN GENERAL se caracterizan por los CONFLICTOS INTERNOS que entabla el yo con las mociones pulsionales de deseo, que provienen del ello, las cuales caen bajo represión por su acción, los SÍNOTMAS CLÍNICOS, retornos de lo reprimido específicos según cada neurosis particular de que se trate (histéricos, fóbicos y neurótico
obsesivos), y, en tercer lugar, LA LUCHA SECUNDARIA DEL YO CONTRA LOS SÍNTOMAS (los parapetos o precauciones fóbicos, los rituales o ceremoniales compulsivos). Freud, basado en la conceptualización que hace de la experiencia, enseña que EL COMPLEJO NUCLEAR DE LAS NEUROSIS ES EL COMPLEJO DE EDIPO, que contiene dos deseos fundamentales reprimidos (el incesto y el parricidio), asociados a la actividad onanista autoerótica.
2) LAS NEUROSIS DE DESTINO EN PARTICULAR no constituyen una categoría nosológica aislada sino descriptiva, que pueden tener lugar en cualesquiera de las tres grandes neurosis clásicas vigentes en la actualidad (histeria, fobia y neurosis obsesiva). Se caracterizan por la repetición de los mismos acontecimientos desgraciados, desagradables, displacenteros en los que la persona sólo ve una fatalidad exterior, en tanto que el psicoanálisis los esclarece como
fenómenos de COMPULSIÓN DE REPETICIÓN, en los que, sin darse cuenta concientemente, el yo participa activamente de alguna manera. Veamos dos ejemplos: hombres confiados en las relaciones con sus amigos, quienes «pagan» esa confianza con la traición, situación que han
vivido varias veces con distintos amigos a lo largo de sus vidas; mujeres que repetidamente se ven envueltas en distintas relaciones sentimentales desgraciadas, es decir, en malas elecciones, las cuales les provocan más disgustos que situaciones de placer. LA REPETICIÓN DE ESTOS ACONTECIMIENTOS DISPLACENTEROS TIENE ASPECTO «DEMONÍACO» («DIABÓLICO»), lo que hace pensar en un DESTINO FATAL, una suerte de «ETERNO RETORNO DE LO IGUAL», fenómenos de la vida anímica MÁS ALLÁ DEL PRINCIPIO DE PLACER (es decir, no regulados por el principio de placer, gobernante casi absoluto del aparato psíquico, que tiende a la ganancia de placer y a la evitación de displacer). En todos ellos, el psicoanálisis ve una manifestación de la PULSIÓN DE MUERTE (TÁNATOS), esto es, de la tendencia interna silenciosa a dañarse, a la auto-destrucción, más originaria, más elemental que la PULSIÓN DE VIDA (EROS), con la que lucha internamente y se halla, salvo excepciones, en diversas proporciones de MEZCLA.
3) CONSULTAS Y TRATAMIENTO: El diagnóstico y el tratamiento terapéutico permiten identificar la búsqueda personal inconciente activa del fracaso, la implicación subjetiva en el goce pulsional tanático y la toma de conciencia de la responsabilidad en las tendencias auto-destructivas.
Dr. Alexis D. Vaneskeheian
(MN: 35520) (MP: 94705)
Psicólogo clínico de orientación psicoanalítica y docente
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