Nota N° 80: «La neurosis, reino del desplazamiento»

   1) En el conjunto general de las enfermedades mentales, existe un grupo específico llamado NEUROSIS, que, a partir de Freud, tiene tres formas principales (HISTERIA, NEUROSIS OBSESIVA y FOBIA), las cuales se encuentran distribuidas extensamente en la vida cotidiana, no siempre perceptibles (para los legos, nunca perceptibles).

   2) Se caracterizan por el CONFLICTO PSÍQUICO entre el yo y las pulsiones (sexuales, principalmente), en el cual la REPRESIÓN es el mecanismo de defensa común y constante, presente en todas sus formas, en el sentido del esfuerzo de desalojo de la conciencia de una necesidad pulsional interna, que no tiene reconocimiento conciente y se vuelve INCONCIENTE; así, esa necesidad queda insatisfecha, latente, sin solución. 

   3) En circunstancias específicas que llamamos desencadenamiento u ocasionamiento de la enfermedad, que no siempre tienen lugar (es decir, pueden faltar, en cuyo caso la enfermedad continúa silenciosa), EL MECANISMO DE LA REPRESIÓN FRACASA y eso reprimido inconciente se abre paso hacia la conciencia a través del RETORNO DE LO REPRIMIDO y la FORMACIÓN DE SÍNTOMAS, que devuelven algo de la satisfacción pulsional denegada por represión; así, la enfermedad se hace visible, ruidosa, notable. 

   4) En este sentido, los síntomas de las neurosis son una suerte de resarcimiento parcial y fallido de la satisfacción pulsional denegada por represión a través de FORMACIONES SUSTITUTIVAS, FALSOS ENLACES, que de ninguna manera restituyen el estado inicial y que destierran, así, toda posibilidad de ACCIÓN ESPECÍFICA (la acción requerida para el alivio de esa tensión pulsional). De esta manera, todo neurótico es UN SER PERDIDO O DESORIENTADO EN EL PROPIO TERRENO DE SUS DESEOS. En la literatura, Hamlet da testimonio trágico de lo dicho, en el sentido de la no ejecución del acto encargado (la venganza de su padre, asesinado por traición por su tío Claudio), su estado anímico casi espectral (parece un fantasma o muerto vivo), sus escrúpulos de conciencia moral, sus cavilaciones (el famoso “ser o no ser, esa es la cuestión”), sus estocadas o embestidas equivocadas (no da muerte a quien corresponde y mata a quienes no debe), todo lo cual lleva al final trágico y un baño de sangre.

   5) CONSULTAS Y TRATAMIENTO: La terapia analítica diagnostica la situación y ofrece un tratamiento específico que busca la toma de conciencia y el reconocimiento de los deseos, su encaminamiento, ubicación, normalización, lo cual resta mortificación a la existencia y aporta el bienestar de sentirse vivo sin sentirse culpable por ello. 

Dr. Alexis D. Vaneskeheian

(MN:35520) (MP:94705)

Psicólogo clínico de orientación psicoanalítica y docente

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