1) Las enfermedades no siempre son RUIDOSAS ni VISIBLES; a veces, trascurren SILENCIOSAS e INVISIBLES, imperceptibles para la conciencia. Sin embargo, no por ello liberan a quienes las padecen de sufrimiento, carga, malestar. En el conjunto de las neurosis (histeria, neurosis obsesiva y fobia), cabe la clasificación en dos grupos, según el criterio mencionado:
2) FORMAS ASINTOMÁTICAS DE LAS NEUROSIS: Responden a casos de represión lograda o exitosa, en los que la satisfacción pulsional denegada por represión confina a las necesidades pulsionales internas en un nivel inconciente, lo cual supone un grado variable y relativo de insatisfacción, tensión, postergación, disociación (no integración ni reconocimiento de esas necesidades propias). Cabe agregar que la huida sólo es posible en los casos de peligros externos, no así en los casos de peligros internos, ya que uno no puede escaparse de sí mismo.
3) FORMAS SINTOMÁTICAS DE LAS NEUROSIS: Responden a casos de represión fracasada y retorno de lo reprimido en la conciencia bajo la forma de síntomas, los cuales restituyen parcial y fallidamente algo de la satisfacción pulsional denegada por represión. Según el modo como lo reprimido retorne en la conciencia, tendremos una u otra forma de neurosis:
3.1) En la HISTERIA, el retorno de lo reprimido afecta el cuerpo mediante el mecanismo de la conversión somática, que genera inervaciones corporales de los afectos separados de las representaciones reprimidas (tos nerviosa, vómitos, contracturas, parálisis motriz, mareos, desmayos, etc.), síntomas patológicos ante los cuales la medicina queda desconcertada y sin respuesta. Cabe agregar que la histeria es la más exitosa de las neurosis, en el mal sentido del término, esto es, del triunfo de la enfermedad, del menor fracaso de la represión y el mayor desconocimiento de lo inconciente reprimido por el salto de lo anímico a lo somático y consumición de esos afectos en síntomas corporales (de aquí, la “bella indiferencia” de la histérica, señalada por Charcot).
3.2) En la NEUROSIS OBSESIVA, lo reprimido retorna en la conciencia a través de representaciones y afectos obsesivos, al modo de parásitos mentales intrusivos, de los cuales el enfermo no puede liberarse, sintomatología que conduce posteriormente a la lucha secundaria del yo contra los síntomas, a través de los ceremoniales o rituales compulsivos (en este segundo tiempo, el yo ya no lucha contra una moción pulsional conflictiva sino contra los síntomas patológicos).
3.3) En la FOBIA, el retorno de lo reprimido genera temores fóbicos (extremos y/o irracionales), que el yo de ninguna manera puede controlar, estados de alerta y evitación del objeto fobígeno, lo cual conduce a una situación de contaminación fóbica del espacio, limitación patológica de la libertad de acción.
4) CONSULTAS Y TRATAMIENTO: La terapia psicoanalítica trabaja en pos de un reconocimiento de los deseos reprimidos y la generación de un bienestar relativo; nunca jamás ofrece una felicidad absoluta, lo cual es totalmente imposible y carente de seriedad, sino que, en palabras tempranas de Freud, busca TRANSFORMAR LA MISERIA NEURÓTICA EN INFORTUNIO COTIDIANO.
Dr. Alexis D. Vaneskeheian
(MN:35520) (MP:94705)
Psicólogo clínico de orientación psicoanalítica y docente
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